La actividad económica ha sufrido un parón por las medidas tomadas para frenar la propagación del covid-19. Esta es una crisis sin precedentes, tanto por sus causas como por las consecuencias. En los primeros pasos hacia la normalidad, nos planteamos cómo puede afectar esta situación al precio de la vivienda.
 
Cuando escuchamos a los medios de comunicación entendemos que la ciudadanía no puede hacerse una idea clara de lo que va a suceder con el mercado inmobiliario. Y son muchas personas a las que les interesa porque dentro de sus planes están el alquiler o la venta de una vivienda o buscar un nuevo piso que se adapte a los cambios que han podido sufrir.

Las agencias de Aportalia tenemos un conocimiento amplio del sector, especialmente en Zaragoza, y gran experiencia como para intuir hacia dónde va el mercado inmobiliario. Esto nos permite orientar a nuestros clientes en sus decisiones, siempre teniendo en cuenta sus necesidades y expectativas. Si bien consideramos que los precios de los inmuebles no van a caer en picado, sí pensamos que habrá oportunidades.
 
Nuestro socio Pedro Arellano, CEO de GIZ - Gestión Inmobiliaria Zaragoza-, explica que este año será "un buen momento para comprar un piso, no porque la caída de precios vaya a ser generalizada y muy grande, sino porque probablemente haya propietarios interesados en vender lo más rápido posible su vivienda”. Esto significa que tendrán que revisar o bajar los precios y se presentarán "oportunidades interesantes para aquella demanda que disponga de capacidad económica o ahorros previos".
 
Según Arellano, la bajada de precios será "muy heterogénea" en el territorio: tendrá menos impacto en las grandes urbes que en las zonas rurales. “La demanda fuera de las ciudades puede verse más afectada por el desempleo y los ERTE, y esto puede provocar que los precios caigan más”. En cualquier caso, nos recuerda que “durante el ciclo alcista que hemos vivido de 2014 a 2019, el mercado inmobiliario de Aragón fue un mercado muy racional”.

En cuanto al mercado del alquiler, donde la moderación de precios no ha sido tan clara en los últimos meses, se espera una estabilidad de precios dada la demanda existente, y eso teniendo en cuenta que “la gran mayoría de oferta de vivienda de alquiler turístico han pasado a la oferta de alquiler tradicional”.

Otra de las incertidumbres está relacionada con el mercado hipotecario, “hay un temor extendido a que los bancos cierren el grifo de la financiación como pasó en la burbuja de 2008”. Sin embargo, nos encontramos ante un momento muy diferente al de 2008 y “no se pueden establecer paralelismos”.

Hasta el inicio del estado de alarma, Aragón había sido la comunidad en la que más habíamos crecido en el número de compraventas de vivienda y de hipotecas según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística.
 
Pedro Arellano concluye con un mensaje positivo, “habrá crédito hipotecario y tendremos la posibilidad de mantener ciertos niveles de actividad, no tan destacados como los que teníamos antes del Covid-19, pero habrá mercado tanto inmobiliario como hipotecario".