Los edificios, nuestros hogares, son testigos de las historias personales, las de ficción y las de la vida real. Con motivo de la celebración del día del libro, hablamos de seis casas y hogares que protagonizan grandes obras literarias, casi como si fueran un personaje. 

La Casa de Bernarda Alba. Federico Garía Lorca, 1936. Esta es una de las obras dramáticas más reconocidas del autor y de la literatura del siglo XX en nuestro país. La descripción que hace de la sociedad en aquel momento tiene en la casa un importante elemento: no solo es el lugar en el que las mujeres han estado de luto durante ocho años sino que, además, es el espacio en el que deben quedar encerrados todos los problemas y nunca hacerse visibles para los vecinos.
En esta obra de teatro, además, Lorca señala el color en el que el blanco de la casa debe expresarse en cada acto, del blanco más luminoso a un blanco azulado. 

El Gran Gatsby. F. Scott Fitzgerald escribió esta novela en 1925 y es considerada como una de las mejores obras jamás escritas. En una época de gran desarrollo económico en Estados Unidos, el papel de las mafias y sueño, americano, los locos años veinte, Jay Gastby es un personaje silencioso, discreto e inmensamente rico. Su mansión, situada en Long Island, acoge las mejores y más extravagantes fiestas del momento y, aunque él nunca asiste, son los eventos en lso qeu toda la sociedad de Nueva York quiere estar. Esta casa es, sin embargo, un refugio para el protagonista desde el que puede ver la mansión de la persona a la que ama. Este libro, y las numerosas películas que lo han llevado al cine, son imprescindibles. 

Historia de una escalera. Antonio Bueno Vallejo (1948). De nuevo una obra de teatro que ha hecho historia de la literatura en España y que refleja los aspectos más oscuros de la sociedad de la época. En esta obra, un edificio, la escalera y todos sus vecinos, son protagonistas de una historia que transcurre a lo largo del tiempo, desde la juventud de sus protagonistas hasta que, ya casados, intervienen en la vida y los deseos de sus hijos. Esta obra costumbrista, retrata un ambiente sucio y modesto del que sus personajes, no ansían salir o mejorar. 

La casa de los espíritus. Isabel Allende, 1982. Las Tres Marías es la casa protagonista de La Casa de los Espíritus. Esta hacienda, reconstruida por el protagonista de la novela, Esteban Trueba, es testigo de la vida de esta familia de terratenientes, del amor, de la lucha de clases, del ascenso político y de la revolución. En una historia en la que las relaciones se entremezclan, lo sobrenatural aparece como un personaje más que influye en la acción de la novela, no en vano está considerada como heredera del realismo mágico. Esta novela fue llevada al cine con gran éxito en 1992 con Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close, Winona Ryder y Antonio Banderas como protagonistas. 

Romeo y Julieta. William Shakespeare escribió esta tragedia en 1597 y narra la historia de dos amantes desventurados que fallecen sin ver reconocido su amor. Este es un clásico del romanticismo que se desarrolla en dos hogares, el de los Capuleto y el de los Montesco. Estas son dos familias enfrentadas que rechazan el amor de sus hijos y los llevarán hasta la muerte en sus deseos de venganza. Si hay algo que queda en el presente, es el balcón de la casa de Julieta, un palacio ubicado en Verona que es hoy en día lugar de peregrinación para los romáticos. Entre la realidad y la leyenda, este palacio se ha convertido en un símbolo y el vestigio de una historia que podría haber sido real.  

Los asquerosos. Santiago Lorenzo irrumpió con esta obra en 2018 y fue una de las novelas del año por su originalidad, humor y extravagancia de su protagonista. También es una crítica al consumismo y una ventana a la felicidad de la sencillez. En esta novela, Manuel, el protagonista, se esconde en una aldea abandonada en la que vive con los elementos imprescindibles para subsistir, haciendo útiles para su vida los elementos que encuentra en el entorno. En este entorno, alcanza la felicidad hasta que una familia urbanita, decide trasladarse el mismo pueblo para comenzar “una nueva vida”, rompiendo el que había sido un hogar para Manuel.